Por Miguel Guerrero/Tomado de El Caribe
Todas
las encuestas de firmas confiables dan por seguro ganador en las
elecciones del domingo 15 de mayo al presidente Danilo Medina, a
excepción de las que menciona su principal opositor, el candidato del
Partido Revolucionario Moderno (PRM) y aliados, sin señalar el nombre de
la encuestadora que las realiza.
No estoy seguro si el optimismo de
Luis Abinader se origina en las estimaciones de sus asesores y si él,
basándose en tales apreciaciones, se ha convencido de poder conquistar
la presidencia de la República en los comicios de este mes. O
simplemente si trata, con buen sentido, de infundirle así confianza a
sus seguidores para que acudan a votar y medir de este modo el nivel de
su liderazgo con vista al futuro.
Si
fuera por esto último estaría asumiendo el papel correcto, el que debe
jugar, conforme a lo que ha logrado edificar alrededor de su joven
figura desde las cenizas de una organización fraccionada, el PRD, con
las cuales se ha construido el partido que lo postula. Si su entorno lo
ha convencido de las cifras que él cita sobre el ascenso de su
candidatura y el supuesto derrumbe de la popularidad del presidente
Danilo Medina, me apenaría admitir que alguien pudiera sentirse tentado a
cometer un error, cuando los boletines de la JCE muestren una realidad
distinta, una vez cerradas las urnas.
En
las circunstancias que le ha tocado lidiar, con una oposición diezmada
en otras propuestas presidenciales, alianzas cuestionadas y necesitado
de recursos, Abinader ha realizado una campaña muy exitosa, que podría
catapultarlo como una fuerte opción a las elecciones del 2020, donde
probablemente se inicie un nuevo ciclo político con un electorado más
consciente de los cambios estructurales que el país necesita. A fin de
cuentas, le quedarían otros meses de mayo en condiciones más
prometedoras que el actual, porque no parece posible que tantas
encuestadoras se hayan confabulado en su contra.