BARAHONA:
Hay júbilo en esta ciudad porque el río Birán, que estaba seco desde
hace más de un año, ha revivido de nuevo, producto de las fuertes
lluvias caídas en esta zona en los últimos días.
Para
los pobladores esto ha sido una bendición de Dios, porque precisamente
el río que atraviesa por el mismo corazón de esta ciudad, revive cuando
una fuerte temperatura comienza a sentirse en esta provincia
Desde
ya comunitarios de todas las edades se bañan en la cabeza donde nace el
Birán y en todo el curso de este hasta su desembocadura en el Mar
Caribe, en la playa de Punta Inglesa.
"Ya
no tenemos que ir a balnearios de la zona costera a refrescarnos,
porque Dios nos ha devuelto de nuevo esta fuente de agua natural que
pasa por el mismo corazón de este pueblo", comentaron varias personas
Los
comunitarios le han puesto el nombre de "Moriviví", debido a que muere
en tiempos de sequía y cuando llueve torrencialmente, vuelve de nuevo a
la vida.
Este
río comenzó a reducir su caudal de agua en la década del 1950, en plena
era de Trujillo, cuando la loma donde este tiene nacimiento comenzó a
ser dinamitadas para obtener una piedra que era utilizada para la
fabricación de cal, un material en polvo blanco de venta muy barata, que
familias pobres adquirían para pintar sus viviendas, tanto construidas
de bloques como de madera, producto que también era transportado en
grandes camiones hacia la ciudad capital para otros fines.
Cuando
cesó está práctico a inicios de la década del 60, el Birán siguió
disminuyendo su caudal, producto de la destrucción de su zona boscosa
para la fabricación de carbón vegetal por parte de familias pobres.
Su
situación se agravó cuando personas, a finales de los años 60,
comenzaron a derribar frondosos y grandes árboles en todo su curro para
la construcción de viviendas desde su cabecera, en el sector Pueblo
Nuevo, hasta el barrio La Playa.
Esta
situación se agravó cuando esas familias establecidas ya en ambos lados
del río comenzaron a lanzar al mismo basura y todo tipo de
desperdicios, lo que junto a las grasa de los vehículos que
desaprensivos lavaban en su cabecera contaminaron sus aguas.
Producto
de toda esta anomalía, que nunca fue enfrentada con seriedad y
responsabilidad por las autoridades municipales y funcionarios de los
gobiernos de tuno, el Birán llegó a un estado que se secaba en tiempos
de sequía y aparecía de nuevo cuando llovía, situación que mantiene
hasta el momento.