Manual del perfecto bloguero
1. Échate al agua sin dar explicaciones. Para empezar sólo tienes que arrancar. No tienes qué explicar de lo que vas a escribir y porqué. Irán saliendo cosas, temas y repeticiones cansinas. Quien escribe un blog, igual que quién lo lee, lo irá descubriendo.
Eso dicho es bueno plantearte de qué vas a hablar para darle un título y ordenar lo qué escribes en categorías. Pero éstas pueden aparecer y desaparecer de acuerdo a lo que las necesites. Por ejemplo, ahora que tengo más de un año de vivir en España voy a cambiar ‘Conquista española’ por ‘vida madrileña’, eso me lo agradecerán los niños con tareas de estudios sociales, pero el resto de los visitantes probablemente ni siquiera note la diferencia.
2. Apasiónate por el arroz. Me encanta que me digan que “le echo mi arroz” a las cosas, porque de otra forma, ¿para qué hablar de eso? ¿Para qué hablar de algo que no te importa? Mucho mejor quedarse con su arroz en silencio. No sólo lo digo por el arroz instantáneo con granos largos que sabe igualísimo al de mi restaurante hindú favorito, sino por cualquier arroz que vayas a mencionar.
3. Da la cara. Coloca un perfil y una foto. Cuenta por lo menos un poco de ti mismo. Yo tardé un poco en hacerlo, pero por ahí me preguntaban si era peruana y si estaba casada y esta panameña solterísima hay cosas que prefiere dejar en claro.
A alguien que llega a tu blog sin conocerte le ayuda tener una referencia. Puedes ofrecer información aún si tu blog es anónimo, optando por revelar cosas no incriminatorias – como de donde eres o como te gusta el arroz. Claro, a todos nos da vergüenza, pero un perfil ayuda a crear una relación más personal. Le recuerda a quien vea tu blog que tú también eres gente y no solo letritas.
4. Escribe a menudo. Muy a menudo, pero sólo cuando tengas algo que decir. Hay un balance delicado en el ritmo de un blog, es importante mantener una frecuencia determinada, dar algo de tiempo para que te lean. Cuando lo encuentres escribe más. Porque escribes para ti misma.
5. Vive peligrosamente. Toma riesgos. Si cuentas un chiste y alguien no lo entiende, pensará que eres una tonta y no sabes que una televisión hay que encenderla. Pero si explicas el chiste estás diciéndole tonta a todos tus lectores. Como los lectores son imaginarios no hay que preocuparse demasiado.
6. Preocúpate demasiado. Podría añadir: Contradícete constantemente. Pero no.
Confiésalo, pon tus propias dudas sobre la mesa. Odias todo, amas a todos pero no hay muchos grises, o si: ¡viva el gris! Todo es gris. Lo que más me gusta de los blogs es que no pretenden ser absolutos. No tienen la verdad absoluta– excepto los que la tienen. Sócrates no escribía por eso mismo, su planteamiento era que nadie tiene la verdad absoluta, la dialéctica y la cosa. Pero en estos tiempos segurísimo escribiría un blog y dejaría preguntas necias en los comentarios.
7. Apunta hacia otra parte. Si mencionas algo que leíste, pon un vínculo. Si mencionas a alguien que tiene un blog, más aún. Agrega vínculos a tus blogs favoritos al costado. Crea un blogroll1 para agregar noticias frescas.
8. Comenta en otros blogs. Ya, que lo que gusta es que te comenten a ti, pues por lo mismo. Además si dejas buenos comentarios invitas a otra gente a tu blog. Si todavía no tienes un blog, los comentarios son un buen lugar para experimentar. Para ver que tal se te da pontificar. No sé porqué algunas veces da vergüenza si ni siquiera tienes que dejar tu (verdadero) nombre y nadie te ve.
9. Reclámale a Technorati. Si crees que technorati no te ha hecho nada es porque no has caído en su embrujo. Visitas un sitio inocentemente y haces un perfil con tu blog. Cuando menos lo esperas estás visitandolo diariamente (muy diariamente) para enterarte quién tiene vínculos hacia ti, cuál es tu ranking y qué diablos significa el ranking2.
10. Usa RSS. No es solo tener tu blog, es leer otros. Con RSS te aseguras de estar siempre al día. Yo uso el Google Reader y de ahí saco mi blogroll.
También uso Feedburner para publicar mis RSS, porque te permite ver quien te lee y también deja que recibas palabrerío por email.
Fuente: Palabrerío