Por Arturo Martínez Moya
a.martinez[@]hoy.com.do/Tomado de Hoy.com.do
Cuando
la política monetaria funciona lo óptimo es no tocarla. Fue lo que
decidió el Banco Central al dejar sin cambio en 5% anual su tasa de
política monetaria (TPM) el pasado 31 de julio.
Razonó, así lo interpreto, que si la economía crece alrededor de su
potencial y la inflación en junio de 1.91% está por debajo de la meta,
no había motivos para variar el nivel de los tipos de interés nominales
para depósitos y préstamos, que no castigan a ahorradores ni premian a
deudores. Para alterar la liquidez del mercado, ralentizando el
crecimiento de los préstamos en pesos al sector privado, que en julio
creció a una tasa inter anual de 11.3%.
Que con un sencillo modelo poco es lo que podemos saber y predecir en
estos extraños tiempos, sin duda desconocido para la política monetaria
mundial, donde son cada vez más los inversores que pagan a los gobiernos
por tener capital en bonos. Que a nivel mundial presenciamos un nuevo
banco central, que con herramientas innovadoras se encarga de
neutralizar los efectos de un mundo sin inflación, con recesión y bajo
crecimiento económico.
Coyuntura inédita para los hacedores de política monetaria, sin
referentes históricos para comparar lo que hacen ahora, que ha sido
manejada con prudencia por nuestro BC, limitando la frecuencia de uso de
su principal arma, de su arsenal la de mayor poder fuego, al tratarse
de una política general que se propaga con rapidez en toda la economía.
Me refiero a los tipos de interés, hace más de un año que no los
utiliza, de manera específica desde junio 2015, cuando bajó su TPM en un
cuarto de punto.
Lo cual sugiere que ha preservado su uso para cuando necesite reducir o
encarecer el costo de producir y consumir en todo el país, alentar o
reducir el crecimiento de la economía, prefiriendo otras herramientas
para estimular a sectores específicos. En los Estados Unidos y en la
Europa del euro les llaman programas de estímulos cuantitativos, aquí es
lo mismo, solo que cambia de nombre. Desde hace tiempo se mantienen en
vigencia programas de créditos en condiciones privilegiadas para
beneficiar los sectores construcción y agropecuaria, el más reciente en
la subasta de créditos a tasa fija hasta 15 años, para los productores
agropecuarios y mipyme de San Juan de la Maguana.
Hay que decirlo, programas que han tenido y tienen su costo en el
diferencial de interés, pero que los beneficios medibles dicen que han
sido muy superiores, lo observamos en el aporte de los sectores al
crecimiento del PIB. Como está probada la efectividad del arsenal de
herramientas de que dispone nuestro BC, de manera particular la
convencional, me refiero a la subida y bajada de los tipos de interés,
interpreto que no subirán hasta que la inflación aumente.
Que no sería por ahora, se desprende leyendo la nota de prensa de la
entidad bancaria, afirma que convergerá en la meta de 4.0%±1.0% en
veinticuatro meses. Es decir, que no será en doce meses como se afirmaba
en anteriores comunicados de prensa, lo que es buena noticia para los
que compraron fiao. Y para los que piensan hacerlo.