La sorpresa la recibió el Presidente. La loma estaba pelada como bolsillo de pobre
Tomado de Diario
Rubén Blades anda en son de retiro, pero siempre se le recordará por su clásico Pedro Navaja, pero sobre todo por las estrofas memorables de “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios!”. Nadie sabe si el Presidente es aficionado a la música del panameño, pero por lo menos sus estrategas tomaron el concepto de sorpresa para elaborar la más exitosa de sus políticas públicas.
Las visitas sorpresa.
Esa práctica de sorprender cada domingo a una comunidad desvalida o a un sector olvidado y ayudarlos a ponerse alante alante, no sólo fue efectiva, sino que contagió a gobernantes de otros países. Un nuevo y extraño renglón de exportación.
Lo más interesante, sin embargo, ocurrió este fin de semana. En vez de sorprender, él fue el sorprendido. La loma o la vista de la loma lo estaba esperando, y de la manera más dramática posible. Pelada, pelada.
Cualquier reacción era lógica, pero la suya fue de palabras, y la situación es tan grave que lo justo era que se dirigiera al Palacio Nacional, y dictara dos o tres decretos e iniciara una cruzada de salvamento. La loma no puede esperar, pues ella en sí es una sorpresa.