Por Mayobanex De Jesús Laurens…Estilo Bloguero
La hora cero ha llegado. El capítulo final de la muy vista novela
“Odebrecht-Sobornos RD” ha llegado. Se darán a conocer los nombres de
los implicados en el listado de beneficiarios, habrá de varios partidos
en distintos períodos, y el Gobierno y su Ministerio Público deberán
actuar para evitar “un tsunami social”.
El
Procurador General de la República (PGR), tal como se ha comprometido,
el viernes o antes deberá hacer público el listado de los sobornados que
recibirá de la justicia brasileña, con la presión del gobierno
norteamericano y las ansias dominicanas por conocer nombres y apellidos,
caiga quien caiga.
Una
vez se informe sobre el listado y los presuntos sobornados, el
Ministerio Público deberá de tener la responsabilidad de apresar e
iniciar de inmediato el debido proceso judicial, tramitando los
expedientes a los tribunales de justicia.
Es
allí, en los tribunales de justicia, en donde precisamente estará el
dilema: ¿El listado viene avalado de las pruebas contundentes,
documentos soportes, recibos, cheques, facturas, giros, entrega,
recibimiento, firmas autorizadas, fotografías de las personas
recibiendo, huellas dejadas en el proceso, cadena de sucesos para llegar
a la fase de entrega?
En
el Derecho Procesal Penal, las evidencias, las pruebas, son las
garantías de sentencias condenatorias de los delitos incurridos. Cuando
no hay argumentos, base legal, evidencias comprometedoras, los buenos
abogados se encargan de la parte restante y logran ganar los casos sin
mayores consecuencias, independientemente del deseo popular.
El
Gobierno tiene todas las de perder en el proceso al que ya se ha
llegado. Deberá publicar listado, actuar y someter a la justicia. Si el
proceso se cayera en los tribunales por insuficiencias de pruebas contra
los acusados, entonces la culpa se le echará al Ministerio Público y al
gobierno peledeísta que encabeza el presidente Danilo Medina Sánchez.
El
dilema está planteado. El gobierno está compelido a actuar y dejar que
la Justicia haga su papel, independientemente de los nombres que se
ventilen, y prepararse para lo que pueda venir con las sentencias de los
tribunales.