Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do/Tomado de Listin Diario
LAS
PREGUNTAS.- Ahora que se avanza hacia La Curvita de la Paraguay y esta
semana se develará el misterio que rodea el caso Odebrechet, conviene
hacerse las preguntas que se hizo Gustavo Gorriti, periodista peruano,
en un artículo publicado en El País de España: “Si la información sobre
el resto de América Latina se produce, organiza y exporta desde Brasil,
¿cuán completa es? ¿Cuán detallados y eficaces fueron los
interrogatorios? ¿Cuán capacitados estuvieron los fiscales brasileños?
Además, ¿qué exigen los fiscales brasileños a cambio de la entrega de
información? ”A Gorriti inquietan otros aspectos, pero ya de carácter
local. Importa por el momento Brasil y lo que vino de Brasil. No se sabe
qué tiene la Procuraduría General de su propia cosecha, de las
indagatorias que se supone estuvo realizando durante todo este tiempo,
ni cómo conciliará las revelaciones de allá con las admisiones de aquí,
si es que las hubo…
SOLO
BRASIL.- Los interesados desconfiaron del manejo que dieran las
autoridades dominicanas al caso Odebrecht, y se demandó, desde el
principio, que se solicitará la colaboración de sus pares brasileños. En
un momento levanté como consigna que “lo que diga Brasil es lo que va”.
En esa se está ahora, y no con todas a favor. Los fiscales brasileños
hicieron su trabajo, pero lo hicieron en función de sus intereses, en
atención a sus expectativas. Les interesaba perseguir, someter, juzgar y
condenar a los culpables nacionales y no a los extranjeros. Si Estados
Unidos no entra en el asunto y se firman acuerdos de carácter
internacional, las derivaciones locales, las implicaciones hubieran
quedado como chismes que cada país manejaría de manera caprichosa.
Brasil, por tanto, sigue siendo Brasil, y parece que los papeles de
Curitiba no son suficientes…
SIN
PARTITURA.- Excepto a Temístocles Montás, la Procuraduría interrogó sin
tener los papeles a mano, sin conocer las confesiones o delaciones
brasileñas. Se imponía un repaso y ese repaso, que sepa, no fue hecho.
La impresión es que el Ministerio Público quería saber si determinados
nombres figuraban, y proceder teniendo la documentación brasileña como
prueba. Mire que no se va a poder. Lo que creía la calle, y sigue
queriendo la calle, era una lista, pero con sus correspondientes cargos.
Que dijera, por ejemplo, que el funcionario fulano, o el legislador
zutano, recibió tantos millones de dólares o de pesos como propina por
las diligencias o facilidades en la obra que fuera. Los delatores, sin
embargo, no hablaron a calzón quitado. Mencionaron el caballo, pero no
si era bayo, pues no tenían los pelos en las manos…
ENTRE
TÍMIDOS.- Si cuidadosos fueron los fiscales al preguntar, más los
delatores al declarar. Mencionar determinados ministerios, ante los
cuales necesariamente había que acudir, o las comisiones responsables de
estudiar los contratos, no sirve de mucho. Como los gerentes se saben
librados de culpa en los procesos locales, no se van de la boca.
Odebrecht actuó con inteligencia en ese aspecto y se blindó, de manera
que sus consecuencias fueran mínimas. Multas sí, tal vez devolución, o
indemnización, pero nunca riesgo penal. Y lo más interesante de todo.
Esa posición contó con la anuencia y aprobación de los fiscales
brasileños. Los fiscales peruanos que fueron a Curitiba a tomar
declaraciones a Marcelo Odebrecht tuvieron que firmar un acta en que se
comprometían a no procesar a este, o, a gente de sus empresas por lo que
pudiera decir. Brasil pone sus límites, y si por allá, de seguro que
por aquí…