Nuevamente,
la gerencia regional del sector Barahona de la Empresa Distribuidora de
Electricidad del Sur (EDESUR), se encuentra enfrentando dificultades
con la gestión, ante las programaciones de las suspensiones de energía
en los circuitos, el ardiente verano, el sofocante calor y los
mosquitos, que nunca se acaban en toda la región Enriquillo.
Como
es una tradición, EDESUR, ante las dificultades, envía a las
comunidades a su Gerencia de Gestión Social, para dialogar con los
comunitarios y las autoridades, en los municipios y distritos en donde
se producen las protestas, buscando avenencia entre las partes.
En
esos encuentros participan legisladores, alcaldes, líderes políticos y
religiosos, así como representantes de la denominada sociedad civil,
agrupados en gremios profesionales, entre otras personas.
Recientemente,
las autoridades de EDESUR tuvieron fuertes dificultades en el municipio
de Jimaní, provincia Independencia, en donde comunitarios forzaron a
que la oficina de esa empresa se mantuviera cerrada hasta tanto se
arribara a una solución, la cual vino de la mano con una comisión de
alto nivel que se presentó ante ellos a llegar a un arreglo o acuerdo de
compromiso por más horas de luz.
Ahora
el conflicto, que vienen en cadenas en esas comunidades, se traslada
hasta Neiba, provincia Bahoruco, en donde sus autoridades (senador,
alcalde, religiosos, líderes comunitarios, entre otros, recibieron a una
comisión de EDESUR de la Gerencia de Gestión Social, buscando arribar a
compromisos de más horas de energía para esa comunidad.
Le
sucede a todas las gerencias en esa empresa para esta fecha, con la
demanda de consumo de energía, la poca oferta servida, dado que se
evalúa desde el más alto nivel el índice de cobranzas y pérdidas en esos
circuitos.
Para
tener circuitos 24 horas hay que hacer una gran inversión en redes, en
un sector kilómetro, que para EDESUR resulta muy cuesta arriba si quiera
pensarlo, dado que el nivel de retorno de la misma es a muy largo
plazo, por lo que a lo más que puede arribar es a acuerdos de más horas
de energía, basado en un plan de cobranza, en que los mismos actores que
protestan se comprometan a impulsar.
EDESUR
es un negocio, con inversionistas que aspiran a obtener beneficios
anuales. Allí no se piensa en donaciones y hacerse graciosos con dar
energía gratuita a los usuarios. Sirven luz y esperan cobrarla. A los
gerentes del sector, los subgerentes y encargados los miden por
indicadores de cobranzas y pérdidas de energía, sobre todo.
El
verano apenas comienza, con un calor intenso verdaderamente sofocante.
Las comunidades que no tienen la enegía eléctrica por varias horas
sufrirán los embates del fuego y los mosquitos, y las protestas estarán a
la orden del día. Una vez se va el verano y el otoño, las cosas durante
el inverno son más asimilables, y las gerencias tienen un respiro para
su gestión y mejorar indicadores.
Lo
ideal para la gerencia de EDESUR, con una coordinación del nivel
central, es que se arribe a los acuerdos de horas de energía servida a
las comunidades, se cumpla con los mismos, se mantenga el nivel de
diálogo con los comunitarios y que no hagan tan extensos los horarios de
apagones nocturnos, que es donde más duele a la población.
En
mi corto tiempo de 10 meses como gerente en EDESUR sufrí decenas de
protestas en todo el sector de la región Enriquillo, me secuestraron,
intentaron matarme, me dispararon a morir en la oficina de Barahona y me
dificultaron la gestión. Pero sin nada de experiencia en el área eléctrica, incrementé
las cobranzas de 27 millones a 32 millones de pesos y mantuve el nivel
de pérdidas de energía lo más bajo posible, a pesar de la falta de
recursos y de materiales para trabajar, gracias sencillamente al trabajo
en equipo, aplicando la máxima en administración: “Planificar,
coordinar, organizar, ejecutar, controlar, evaluar y tomar decisiones”.