lunes, 6 de noviembre de 2017

SE OYE O NO SE OYE? ORLANDO DICE...Eso lo dijo Raful

Orlando Gil/Tomado de Listin Diario orlandogil@claro.net.do
EL AGUINALDO.- La prueba de fin de año del PRM lo tiene todo y nada. Podría pasar de pantalones cortos a largos, o de edad del pavo a jovencito con aplomo. E incluso cambiar de voz, de niño a hombre. Los riesgos son muchos y las ganancias pocas. Dice Tony Raful que las consultas no serán masivas, y esa sería una forma de aclarar, de advertir, pero igual de engañar. Habría que ver por qué las convenciones ordinarias no serían masivas. 


Lo primero sería su carácter local, pueblos grandes o poblaciones pequeñas. Lo segundo sería el registro, si el padrón es chico no se puede esperar votación grande. Y lo tercero sería la calidad de los aspirantes.

Los uno, dos y tres podrían ser de muchas maneras. Uno, conviene no crear expectativas, pues en la bajadita espera la frase cohete, el cliché de siempre, y casi una maldad: No llenó las expectativas. Dos, lo del padrón propio o cerrado, que es una apuesta ciega hasta que no se conozca el premio de la lotería. Y tres, el apoyo o indiferencia del liderazgo mayor. Si irán o no en ayuda de sus favoritos, dejándolos de lado y asumiendo como suya la causa…

ASUNTO DE NÚMEROS.- No se conocen bien las realidades de los pueblos, de si el partido Moderno echó raíces y las convenciones locales serán plataformas de lanzamiento. Se han dado número de las inscripciones en sentido general, pero no de las parciales. Las que se llevaron a cabo en las poblaciones, en cuales más o en cuales menos. La precariedad de las votaciones podría ser el primer elemento a explicar, y deberá hacerse en la localidad y en la dirección nacional. El hecho de que el PRD se disminuya en las encuestas y en el desempeño electoral no significa que lo perdido lo haya ganado el PRM. Todavía el PRM, o los potenciales candidatos Hipólito Mejía y Luis Abinader siguen juramentando a gente del PRD. Fácil la razón: el pase no fue automático.

Incluso los operativos de inscripción fueron una oportunidad de oro para que perredeístas dieran el salto. Los números que se publican o que se manejan no dan a entender que la adhesión tardía fuera récord. Si las consultas no serán masivas, culpa del empadronamiento que tampoco fue extraordinario.

Lo cual se explicaría en que los propios perremeístas no se reinscribieron, como se esperaba, y los perredeístas no se sintieron suficientemente motivados para ingresar a la nueva organización…

ÁNIMO, ENTUSIASMO.- Se cae de la mata que una competencia por puestos de dirección no provoca igual simpatía y participación que la selección de candidatos locales o nacionales. No es lo mismo senador, diputado, alcalde y presidencia de la República, que presidente, secretario general y de organización del partido. Una convención extraordinaria siempre le llevará mucho a una ordinaria. La de finales de año es ordinaria, y ordinario tiene que ser el desempeño y ordinario el resultado. De manera que la situación no es para delirar, y el entusiasmo se controlará a sí mismo. No se conoce mucho respecto a los aspirantes, hasta ahora. Aunque la timidez podría tener que ver con ese mal de fondo de no saberse hasta dónde el escrutinio es verdadero, o el temor de que el proceso sea abortado, o alterado de manera artificiosa.

Se recuerda a estos fines que en Nueva York y Nueva Jersey no se votó la otra vez, y ahora hubo que conceder prórroga para inscripciones y rodar la fecha de elección. Lo que consuela es que Manuel Durán, el de Hipólito Mejía, y Margarito de León, el de Luis Abinader, andan de la mano. El problema no sería de grupo, sino institucional. La logística de las seccionales nunca se redime a sí misma…

CANDIDATOS FLOJOS.- Además de que la jurisdicción no provoca, ni el padrón excita, los nombres que se barajan en la intimidad, o ya se conocen públicamente, no sugieren una alta participación. Unos porque serían más de lo mismo, otros por falta de experiencia, y se perciben más carencias que suficiencias. Ellos por sí solos no podrían amenizar la prueba, y aunque la convocatoria se adelanta modesta, no quiere decir que haya resignación o se dé por descontado el fracaso.

La clave, al parecer, estaría en los potenciales candidatos. En los endosos de Hipólito Mejía y Luis Abinader. A cada cual, se supone, le interesa controlar el partido, aun cuando sea bajo una premisa falsa: El que domina los organismos, determina la nominación. Sin embargo, no se tiene clara la inclinación o la filiación a los tres puestos más importantes: presidente, secretario general y secretario de organización. Incluso se pensó, y se sigue pensando, que Mejía y Abinader quisieran que Andrés Bautista y Jesús Vásquez se quedaran como parte de un arreglo de grupo. Aunque sería echar por tierra la legalidad interna, de por sí precaria. Bautista y Vásquez tenían derecho a un nuevo mandato, pero debieron decirlo.