Washington, 20 ene (EFE).- El demócrata Joe Biden se convirtió este miércoles en el presidente número 46 de la historia de Estados Unidos, al jurar el cargo en la ceremonia oficial de investidura ante las escalinatas del Capitolio y en medio de grandes medidas de seguridad.
La ceremonia de investidura del
demócrata Joe Biden como presidente de Estados Unidos y de Kamala Harris como
vicepresidenta comenzó este miércoles en un acto frente al Capitolio en
Washington DC, en medio de estrictas medidas de seguridad.
A las 11.18 de la mañana, mientras
caían unos pocos copos de nieve, Biden y su esposa, Jill, bajaron la escalinata
oeste que sale del Capitolio y se dirigieron a sus asientos para el comienzo de
la investidura.
Poco antes, Harris y su esposo, Doug
Emhoff, habían llegado también a lugar de la ceremonia, donde los esperaban
unos 1.000 invitados, muchos menos que los 200.000 que solían ocupar los
asientos de honor durante ceremonias previas en las que no había pandemia ni
desafíos tan graves de seguridad.
La ceremonia comenzó con un discurso
de la senadora demócrata Amy Klobuchar, una de las rivales de Biden en las
primarias demócratas del año pasado, quien recordó el asalto al Capitolio de
hace dos semanas y pidió «no dar por sentada la democracia» estadounidense.
«Este es el día en el que nuestra
democracia se pone en pie, se sacude el polvo y hace lo que siempre ha hecho»,
afirmó Klobuchar.
La mayoría de los invitados a la
ceremonia son legisladores estadounidenses, aunque también están los
expresidentes Barack Obama (2009-2017), George W. Bush (2001-2009) y Bill
Clinton (1993-2001), junto a sus respectivas esposas, Michelle Obama, Laura
Bush y Hillary Clinton.
El vicepresidente saliente, Mike
Pence, asiste también a la ceremonia, al contrario que Donald Trump, quien es
el primer mandatario en 152 años que no participa en la investidura de su
sucesor y que ya está en su estado de residencia, Florida.
La ceremonia cuenta con el mayor
despliegue de seguridad de cualquier investidura presidencial en la historia
del país, bajo la atenta mirada de hasta 25.000 militares de la Guardia
Nacional, cinco veces más que los que hay en Irak y Afganistán.