Para el año 2007, estando el Dr. Leonel Fernández ocupando la presidencia de la República, un nutrido grupo de personalidades representativas de diversos sectores de Barahona acudió a una invitación del mandatario al Palacio Nacional a sostener un encuentro, para buscar alternativas de empoderamientos en las actividades económicas que ellos realizaban.
Días antes, se había hecho una reunión para esos fines, en la cual uno de los que se presentarían al encuentro con el jefe del Ejecutivo llevó a la misma a uno de sus acompañantes, que a todo cargaba con él.
Resulta que al Palacio se presentó el grupo de las personalidades señaladas, se tenían los pases de lugar y el encuentro pautado para las 10:00 de la mañana, se produjo iniciando a las I11.00 am. Leonel, luego de la presentación formal, se dispuso de paciencia para escuchar a los interlocutores autorizados a hablar.
Cada uno de los que tomó la palabra expuso necesidades de la provincia, dejando caer sus problemas personales como corolario, pues la ocasión no querían desaprovecharla al verse ante el primer mandatario de la nación.
Cuando ya todos habían agotado sus turnos, el “invitado” no autorizado, que se había colado en el viaje y la reunión, le pidió a Leonel un breve turno para exponer algo que no se había dicho. Ese amigo provocó el avispero entre los presentes por su imprudencia. “Señor presidente, a mí me parece que las recaudaciones de su gobierno son insuficientes para enfrentar los problemas del país; creo que usted debería abocarse a generar nuevas fuentes de ingresos”.
Ese amigo no dijo las fuentes, no fue específico en cómo se obtendrían más recursos para el Estado; simplemente externó una idea que quería expresar, probablemente para decir algo allí delante de Leonel.
Cuando a Fernández le correspondió hablar, dio instrucciones a tres de sus ministros que estaban presentes para que acudieran a reunirse con esos sectores, vean las problemáticas planteadas y les buscaran la forma de ayudarlos en lo que se pueda.
El presidente miró al personaje intrépido, no invitado, pero que se coló, y le dijo: “esta nación necesita de muchas personas como usted”.