Duré más de dos años planteando una verdadera alianza opositora en primera vuelta, recibiendo por ello diversos tipo de ataques en mi contra, calificativos de toda índole y hasta la amenaza de una expulsión deshonrosa del partido, a lo que accedí y simplemente renuncié, para poder seguir insistiendo con mis exposiciones por los medios digitales.
La respuesta contra mi persona, desde todos los niveles morados, era: infantilismo, falta de desarrollo político, tesis carente de sentido, hay que fortalecer al partido y al candidato, entre otras contestaciones.
Pero la más insistente en los morados, era la apuesta al futuro (2028), entendiendo ellos que se debía preservar la obra creada por Juan Bosch, pase lo que pase.
He ahí el dilema: preservar el partido, decían, pero querían derrotar solos al PRM-Gobierno, verdadero infantilismo.
El líder estratega principal dejó el tiempo correr, hizo aspavientos de apoyo a la alianza, pero recorría el país implorando a su militancia preservar el PLD.
La estrategia estaba oculta, pero la miopía y poco olfato político no la percibían: “seguir siendo partido mayoritario, garantizar el presupuesto de la JCE, ser el cacique absoluto y trabajar en un plan para el 2028”.
El líder estratega fue quien trajo las encuestas al país. Es gran analista de los números. Tenía sus propias mediciones que colocaban al PLD en lejano tercer lugar.
Al final se dio lo que se había planificado…