Santo Domingo - ago. 09, 2024 |
El Defensor del Pueblo celebró recientemente un congreso sobre Salud y Seguridad Social en unas jornadas que revelaron una realidad preocupante aunque se dejara caer un mensaje de esperanza. Esa esperanza pasa por reformular el modelo.
Tal como está reglamentado actualmente, el sistema de pensiones funciona bien en varios renglones, especialmente porque la capacidad de ahorro individual se solidifica y porque los fondos de las AFP contribuyen de manera sólida al crecimiento económico del país.
"Sí, pero... ¿tendremos pensiones? ¿Podremos vivir de ellas en los años de mayor necesidad?" Esa y no otra es la preocupación de los cotizantes.
Aunque se nos repita que si aportamos voluntariamente más al fondo personal de cada asegurado la pensión será mayor, hay realidades por el momento insoslayables que merecieron el análisis y las recomendaciones de los preocupados especialistas. Porque sumando y restando, multiplicando y dividiendo, con los números actuales... las pensiones serán escasas.
Los aportes son bajos, en comparación con otros países, y la informalidad laboral es excesiva y no decrece. Por lo tanto no habrá pensiones para todos y los que la obtengan no recibirán lo suficiente.
Entendido: aportando más, la pensión será mejor. Pero los sueldos, lamentablemente, no permiten muchos más descuentos mensuales y menos con la vista puesta en el horizonte del retiro a 15, 20 años. Tampoco las empresas se apuntarían entusiasmadas a contribuir con un porcentaje mayor que el que aportan actualmente y que representa el grueso del fondo que cada trabajador tiene acumulado.
Hay que reformar el modelo, explican con urgencia los actuarios. Y proponen un modelo de tres brazos: aporte obligatorio (del trabajador y de la empresa), aporte voluntario (del trabajador) y aporte del Estado. Y por supuesto, terminar con los modelos que instituciones privilegiadas mantienen y que distorsionan el modelo que prevé la Ley.