Tomado de Diario Libre
La trágica muerte de Varemond Edwige, un trabajador haitiano, pone de relieve las peligrosas condiciones en las que muchos obreros se ven obligados a trabajar. Las "graves irregularidades" detectadas en la obra no solo evidencian un flagrante incumplimiento de normativas esenciales, sino también una alarmante indiferencia hacia la vida y el bienestar de los trabajadores.
Es fundamental que las empresas del sector de la construcción sean rigurosamente controladas para evitar futuras tragedias y se les exija cumplir estrictamente con las regulaciones establecidas por el Código de Trabajo, el Reglamento 522-06 y los Convenios de la OIT.
La paralización de la obra debe servir como un llamado de atención no solo para la empresa involucrada, sino para todo el sector. La prevención de accidentes y el respeto por la vida humana deben prevalecer sobre cualquier interés económico.
La reanudación de las actividades debe estar condicionada al cumplimiento total de las normativas de seguridad, asegurando así que no se repita esta devastadora pérdida y que los trabajadores tengan garantías.