La declaración china de una
"zona de identificación de defensa aérea" sobre las islas en disputa en
el mar de China Oriental, es el más reciente paso de Pekín para hacer
valer sus pretensiones sobre las islas conocidas como Senkaku, en Japón,
y Diaoyu en China.
El secretario de defensa de Estados Unidos,
Chuck Hagel, describió la medida como "un intento de desestabilización
para alterar el status quo en la región".
El sábado, casi como subrayando los
riesgos que implicaba la decisión, autoridades japonesas anunciaron que
tenían listos dos aviones de caza F-15 para interceptar dos aviones de
vigilancia chinos que se acercaban a las islas.
La política más firme de China y la aparente
voluntad de Japón de contenerla, aumenta la posibilidad de provocar un
conflicto más amplio, que sería más por accidente que por diseño.
Todos los puntos de fricción necesarios están
ahí. En enero Japón había insistido en que una fragata china apuntó su
radar de tiro contra un buque de guerra japonés cerca de las islas en
disputa. China negó el hecho.
En los últimos meses Japón ha enviado un número récord de aviones de guerra a interceptar los que considera intrusos chinos.
Tanto China como Japón, además, han desplegado ejercicios militares que simulan la toma o la defensa de islas remotas.
Después de haber buscado establecer líneas de demarcación en el mar, China ahora busca hacerlo en el aire.
El resultado podría ser de gran inestabilidad y
con el peligro siempre presente de que un incidente entre buques de
guerra o aviones pueda precipitar un conflicto localizado entre China y
Japón.
Con las consecuencias siempre de que una escalada en el conflicto termine atrayendo a otras potencias.
"Carta maestra"
Islas en disputa
- El archipiélago está formado por cinco islas deshabitadas y tres arrecifes
- Japón, China y Taiwán reclaman su soberanía, pero son controlados por el Japón y hacen parte de la prefectura de Okinawa
- El empresario japonés Kunioki Kurihara era dueño de tres de las islas pero se las vendió al a Japón en septiembre de 2012
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Las islas habían sido también el centro de una disputa diplomática importante entre Japón y China en 2010.
Aunque China lleva a cabo una rápida
modernización de sus fuerzas aéreas y navales, en un conflicto
localizado podría estar en desventaja en comparación a la moderna y
probablemente más capaz flota japonesa.
La cuestión real es cómo podría manejarse esa crisis. Cómo podría contenerse, y de hecho, si esa contención sería posible.
Zonas de Identificación Aérea
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Las zonas no necesariamente coinciden con el espacio aéreo, el territorio soberano o reivindicaciones territoriales.
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Los estados definen zonas y estipulan las reglas que las aeronaves deben obedecer. Su base jurídica no es clara.
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Durante la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. estableció un perímetro aéreo y ahora mantiene cuatro zonas separadas en Guama, Hawai, Alaska y la zona continental contigua.
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Reino Unido, Noruega, Japón y Canadá también tienen zonas de identificación aérea.
Al respecto hay una preocupación creciente de
que las herramientas tradicionales de manejo de crisis puedan ser menos
efectivas que en el pasado.
A principios de noviembre se realizó un
ejercicio de guerra en el Centro para Estudios Estratégicos e
Internacionales, un centro de investigación estadounidense, en el que se
simuló un escenario que involucraba a China y Japón.
El enfoque del juego era ver cómo EE.UU.
reaccionaría ante la crisis. A medida que la situación se iba
complicando entre China y Japón, los diferentes jugadores que estaban
actuando en sus roles de altos oficiales estadounidenses, se resistieron
a utilizar el poder militar de EE.UU. ante el miedo de que la crisis
empeorara.
Pero luego, los jugadores que representaban a
los chinos comenzaron a escalar el juego de guerra de manera
significante. Misiles de largo alcance chinos fueron puestos en alerta
máxima y tropas fueron despachadas a las islas en disputa.
EE.UU se vio forzado a actuar. Se hizo la
recomendación de enviar dos grupos de porta-aviones listos para actuar
en el Mar de China Oriental.
En este punto se creyó que la simulación de
guerra habría terminado; EE.UU jugó su carta maestra con los pesos
pesados de su poderío naval, asumiendo que así la crisis se disiparía.
Pero Robert Haddick, experto estadounidense en
estrategia que sigue muy de cerca los acontecimientos en la región
advirtió que tales suposiciones son obsoletas.
Las
islas conocidas como Senkaku, en Japón y Diaoyu en China, se encuentran
bajo el control de Japón pero su soberanía es reclamada también por
Taiwán y China.
En el pasado, según dice, el envío de grupos de
portaviones era visto como la jugada maestra en la escalada del
conflicto, porque había muy poco que los potenciales adversarios
pudieran hacer.
Antídoto
Sin embargo, la creciente estrategia china de
negación de acceso busca explícitamente poner esos activos
estadounidenses en peligro.
Misiles balísticos antibuques de alto alcance están diseñados para atacar a los porta-aviones de EE.UU..
En el futuro, el despacho de uno o dos porta-aviones podría no ser suficiente para contener la crisis, advierte Haddick.
Puede más bien incentivar a China a que los ataque.
Las crecientes tensiones entre China y Japón son
sólo un aspecto de los enfrentamientos en la región, que pueden estar
empeorando por cuenta de las estrategias chinas y estadounidenses.
Un antídoto es mejorar el entendimiento entre
los militares de EE.UU. y China, tema en el que ha habido algún progreso
recientemente.
Pero en el sentido amplio la doctrina
estratégica de EE.UU. en la región –apodada "Batalla Naval Aérea",
parece diseñada para contener el creciente poder militar chino, mientras
la estrategia china de negación de acceso parece apuntar a obstaculizar
la capacidad de las fuerzas aéreas y navales de EE.UU para hacer
intervenciones significativas en las aguas que considera como su jardín
trasero estratégico.
Es por esto que un enfrentamiento chino-japonés le pone a tantos expertos los pelos de punta.