Tomado de El Nuevo Diario
Nunca antes, desde su fundación en el 1973, el Partido de la Liberación Dominicana había registrado un número tan alto de precandidatos presidenciales, llegando a alcanzar ahora alrededor de una decena de aspirantes a la nominación presidencial por una organización que su presidente, Leonel Fernández, pronosticó se mantendría en el Poder de manera ininterrumpida hasta el año 2036.
Y probablemente, como van las cosas, el PLD termine acumulando una cifra record de postulantes a la Presidencia de la República, superando a cualquier otra organización en toda la historia republicana.
Qué pudo despertar, de repente, tanta apetencia y competencia presidencial en el PLD? ¿La alternabilidad que iniciaron Leonel-Danilo, que pudo abrir camino a la sucesión en el peledeismo?.
El propio pronóstico de Fernández de que el partido oficialista seguiría siéndolo durante cinco períodos más de manera incesante, también pudo abonar a la inusual multiplicidad de aspiraciones en el partido morado.
El ambiente democrático que caracteriza actualmente al peledeismo, dejando atrás el caudillismo que una vez fue propio de los partidos tradicionales, del que no escapó el PLD, fundamenta en parte que muchos al mismo tiempo persigan el propósito de alcanzar la Presidencia.
De hecho, uno de los postulados del partido morado, dice: “El PLD es un partido democrático en su concepción de la sociedad y entiende la democracia como sinónimo de libertades, participación, solidaridad e igualdad.”
Actualmente han expresado públicamente su intención de buscar el solio presidencial los dirigentes peledeistas Radhamés Jiménez, Temístocles Montás, Francisco Javier García, Reinaldo Pared Pérez, Gedeón Santos, y también el “anónimo” Hipólito Polanco.
Hay otros que no lo han manifestado en público pero se sabe que oportunamente harán saber al país sus intenciones presidenciales: Leonel Fernández, su esposa Margarita Cedeño y el ex vicepresidente de la República Rafael Alburquerque.
De los precandidatos declarados, Francisco Javier aparece como el más activo y dinámico en el redil proselitista, realizando un trabajo de campaña como si el país estuviera a pocos días para celebrar las presidenciales.
Lanzado a las calles, visitando comunidades todos los fines de semana, el ministro de Turismo lleva un recorrido “acelerado”, que le ha permitido dejar atrás a otros postulantes que apenas se dejan sentir a través de notas de prensa en los medios de comunicación.
Algunos precandidatos, leales al presidente Danilo Medina, guardan y conservan muy discretamente sus aspiraciones, pensando en que a última instancia se pudiera recurrir al referéndum que establece la Constitución para abrir una posibilidad a la repostulación presidencial continua.
Por un lado, el proselitismo interno en el PLD, considerado prematuro y anticipado, hace que la organización oficialista rompa con esa inercia en la que tradicionalmente caen los partidos cuando asumen el Poder.
Pero igualmente, sectores del país entienden que el accionar político de esos aspirantes y todo lo que ello implica en movilizarse, hacer amarres y asumir compromisos, distorsiona la dinámica de la estructura del gobierno y del Estado, puesto que algunos son funcionarios públicos, designados y electos.
De todos modos, sin saber que sea el propósito premeditado, el intenso proselitismo que vive en estos momentos el PLD hace que los morados le saquen gran ventaja a su rival inmediato, el Partido Revolucionario Dominicano, inmerso en una crisis que mantiene fragmentada a esa entidad.
Cierto que los precandidatos peledeistas pudieran llegar “cansados y desgastados” a la etapa real y verdadera de la campaña electoral, pero en cambio, el Partido de la Liberación Dominicana mantendrá vigencia en el contacto con las masas, herramienta vital en la política criolla.
Así también, los precandidatos que vengan atrás (Leonel Fernández, Margarita Cedeño y Danilo Medina, si realmente se recurre al referéndum) encontrarán la “pista caliente” a su favor y a un país político ávido para el siguiente proceso electoral.
Autor: LUIS BRITO -Análisis-