Mark Dowd/BBC/Tomado de BBC Mundo
En febrero de este año, Benedicto XVI
sorprendió al mundo cuando se convirtió en el primer Papa en renunciar a
la Iglesia Católica en casi 600 años. Pero la atención se dirigió
rápidamente hacia la sucesión y el nombramiento de un nuevo pontífice.
En medio de este drama, una pregunta nunca fue totalmente respondida:
¿por qué renunció Benedicto?
La respuesta oficial de Joseph Ratzinger
ofrece como explicación el declive de sus capacidades físicas y
mentales, pero ha persistido la sospecha de que había otras razones. Mis
indagaciones han confirmado estas sospechas.
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Comencé mi investigación visitando al
cardenal nigeriano Francis Arinze en su apartamento ubicado en la
vecindad de San Pedro. Él es una de las principales figuras de la
Iglesia y conoce el Vaticano como la palma de su mano.
Arinze fue incluso mencionado en marzo
como uno de los posibles sucesores del papa que había dimitido y fue
parte de la selecta comitiva que escuchó personalmente la noticia de la
boca de Benedicto en el Palacio Apostólico.
Le pregunté sobre los escándalos que
antecedieron la sorpresiva decisión del Papa, en particular el tema de
los "Vatileaks" que protagonizó el mayordomo del pontífice, Paolo
Gabriele, al filtrar documentos confidenciales que exponían las luchas
de poder dentro de la Iglesia. ¿Puedo haber sido ése un factor detrás de
la renuncia? Su renuncia fue inesperada.
"Es legítimo que cualquiera especule y
diga 'quizás', porque algunos de esos documentos fueron sacados
secretamente. Pudo haber sido una de las razones. Tal vez estaba muy
afectado por el hecho de que su propio mayordomo filtrara tantas cartas
que un periodista tuvo material suficiente para escribir un libro.
"No creo que haya disfrutado lo que ocurrió", me dijo el cardenal.
En el Vaticano, los miembros más jóvenes
y ambiciosos de la Iglesia suelen recibir un consejo: "Escucha mucho,
observa todo y no digas nada". El hecho de que una figura tan importante
se permita esencialmente un desvío de la línea oficial es
significativo.
Infierno
Papa Francisco y Papa Benedicto XVI
Pasaron siglos antes de que dos papas convivieran en el Vaticano.
Básicamente, el papa Benedicto XVI fue
un papa maestro, un teólogo y un intelectual. "Para él, solo que lo
mandaran a una semana de entrenamiento de habilidades gerenciales sería
un infierno", me dijo una persona del interior del Vaticano.
Su mala fortuna fue acceder al papado en
un momento en que existía un vacío de poder, en el que un número de
mandos medios de la curia romana -los funcionarios de la Iglesia- se
había convertido en "pequeños Borgias", como explicó otro clérigo.
Pero no es sólo mi palabra, esta
evaluación viene de la fuente más importante, el actual líder de la
Iglesia. Y el papa Francisco no suele ser tímido con sus palabras. "La
corte es el leprosario del papado", ha dicho el sucesor de Benedicto. Él
ha descrito a la curia como "narcisista" y "autoreferencial". Con eso
tenía que lidiar Joseph Ratzinger.
Desde los últimos años del pontificado
de Juan Pablo II, el corazón de la sede eclesiástica ha estado dominado
por camarillas enfrentadas. Eso es lo que quiso exponer, según sus
propias palabras, Paolo Gabriele cuando fotocopió y filtró todos esos
documentos.
Pero el exmayordomo también dijo que su
relación con el papa Benedicto era como la de "un padre y su hijo".
Entonces, ¿por qué actuó de una forma que iba a avergonzar
inevitablemente a alguien tan cercano a él?
Renuncia de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013
"Después de haber examinado ante Dios
reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que mis
fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecúan por más tiempo al
ejercicio de mi Ministerio "
Benedicto XVI
"Él manifestó que había visto muchas
cosas horribles dentro del Vaticano y que, en determinado momento, no
pudo soportarlo más", afirmó su abogada, Cristiana Arru, mientras movía
las cuentas de su rosario y brindaba su segunda entrevista pública desde
el escándalo.
"Y él buscó una salida. Según sus
palabras, él había visto muchas mentiras y pensaba que el Papa había
sido ignorado en temas clave", añadió Arru.
Gabriele fue encontrado culpable de
"robo agravado" y pasó tres meses en custodia hasta que fue perdonado
por el Papa. Pero eso no fue el final. El líder de la Iglesia comisionó
una investigación para saber todo lo ocurrido alrededor de este tema.
Tres cardenales produjeron un informe de
300 páginas. Supuestamente iba a permanecer bajo llave pero un diario
italiano dijo que había sido informado de sus principales contenidos.
¿El resultado? Más filtraciones embarazosas, esta vez con rumores sobre
una red de sacerdotes homosexuales que ejercían "una influencia
inapropiada" dentro del Vaticano.
La ruta del dinero
Los dolores de cabeza siguieron
afectando al Papa alemán. En el ambiente periodístico se suele decir que
"hay que seguir al dinero" para saber qué está ocurriendo realmente, y
esto se aplica también al Vaticano.
Durante años, manejos económicos
implicaban que el Vaticano terminara pagando tasas mucho más altas que
las del mercado. Cuando un informante trató de reformar el sistema,
funcionarios en la corte papal convencieron al desafortunado Benedicto
XVI de promoverlo a un cargo a casi 6.500 kilómetros de Roma.
Absurdos similares ocurrieron en el
Banco del Vaticano, por años una fuente de titulares de diarios poco
beneficiosos para la Iglesia Católica. Fue creado para ayudar a las
órdenes religiosas y agilizar la transferencia de dinero más que
necesitado en regiones lejanas del planeta. Pero cuando una cuantiosa
proporción de transacciones se realizan en efectivo y terminan en zonas
inestables del globo, no es necesario ser un genio para ver qué puede
estar saliendo mal.
Benedicto XVI
Los manejos económicos del Vaticano fueron un dolor de cabeza para Benedicto.
Parece que funcionarios del banco
tomaban decisiones clave sin informar constantemente al Papa. Cuando el
directorio expulsó a su presidente reformista, Ettore Gotti Tedeschi
(convenientemente el mismo día que la historia del arresto de Gabriele
saturaba la cobertura noticiosa), el Papa no lo supo hasta que fue muy
tarde.
Según las palabras de su secretario
privado, Benedicto XVI estaba "muy sorprendido". Gotti Tedeschi era un
miembro del Opus Dei y se creía que era muy cercano al Papa, pero al
final esto no lo ayudó.
¿Fue todo esto demasiado para un anciano pontífice?
Examinemos las precisas palabras del
vocero de prensa del pontífice, padre Federico Lombardi: "La Iglesia
necesitaba alguien con mayor energía física y espiritual que pudiera
enfrentar los problemas y desafíos de gobernar la Iglesia en este
cambiante mundo moderno".
Quizás esto es lo más cerca que usted
estará de escuchar de la boca de un alto funcionario eclesiástico que la
Iglesia se había vuelto ingobernable y necesitaba alguien más en el
timón para poner fin al deterioro.
Esta es una Iglesia que ahora tiene la
enorme oportunidad de seguir adelante y enfrentar los desafíos del siglo
XXI. Muchas veces visto como remoto, su liderazgo ahora busca escuchar
las opiniones de los católicos en temas controvertidos como métodos
anticonceptivos y matrimonio homosexual. La reforma vino tras el
escándalo. Esto no pasa desapercibido para el cardenal Arinze.
"Lo que uno debe recordar es que Dios suele escribir recto en líneas torcidas".