domingo, 17 de agosto de 2014

CESAR MEDINA! El PRD, agravios y el futuro de ese partido

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El PRD, agravios y el futuro Es evidente que la única posibilidad de un retorno del PRD al poder se basa en la reunificación de todas sus fuerzas, algo que en este momento parece imposible.
César Medina

Especial para Listín Diario/Tomado de Listin Diario.com.do
El besamano de Miguel Vargas al cardenal López Rodríguez esta misma semana– exhibiendo el envase sin revelar su contenido–, y la reaparición pública del legendario perredeista Hatuey De Camps, buscan evitar agresiones, sangre, fracturas y grietas que hagan insalvable el reencuentro de los dos PRD en un eventual escenario de segunda vuelta electoral en 2016.

El mayor peligro fue salvado por el ex presidente Hipólito Mejía: los enfrentamientos que se veían venir este 16 de agosto con la escogencia de los bufetes directivos en los ayuntamientos controlados por el PRD, ahora divididos también con la entrada en escena del Partido Revolucionario Mayoritario (PRM) que lidera el propio Mejía.

Al acatar la llamada “regla de oro” que hace prevalecer el imperio de la mayoría en las salas capitulares, la insurgencia perredeista de Mejía valoró las impli- caciones de futuro que tendrían en sus posibilidades electorales los actos de violencia en más de medio centenar de ayuntamientos controlados por el PRD de uno y otro bandos.

La parte institucional que representa Vargas también tomó en cuenta las consecuencias funestas que tendrían esos enfrentamientos en su futuro electoral, por lo que ambos sectores se agenciaron fórmulas para evitar que en el día de ayer se replicara la violencia que ha caracterizado todas sus actividades en común y que prácticamente los coloca en las antípodas de las pasiones políticas.

Hasta ayer sábado prevalecía el acuerdo de respetarse sus respectivas mayorías suscrito por las tres principales formaciones partidarias: el PLD, el PRD y el PRSC. En el acuerdo se excluyó al partido en formación de Mejía.

¡Solo… ninguno a nada! ¡Solos, perdemos todos…! Es la consigna que comienza a imponerse en los dos grupos en que definitivamente se ha dividido el PRD. Con un poco más de sosiego, las dos facciones observan su necesidad recíproca en el futuro electoral inmediato en un sistema que anticipa el balotaje.

El desmembramiento que se ve llegar en el llamado Bloque Progresista que hizo acompañar al PLD en las elecciones de 2012 por otras trece formaciones partidarias, alienta en la oposición la esperanza de una segunda vuelta electoral que se celebraría 45 días después de la primera, es decir el 1ro. de julio de 2016.

El Partido Reformista ha anunciado formalmente el rompimiento de la alianza electoral con el PLD para marchar por ruta propia; el PQDC de Eliítas Chávez también se va por su cuenta y riesgo, y el Bloque Institucional de Peña Guaba arregla también sus maletas para marchar junto a Miguel Vargas.

Las posibilidades de sobrevivir que tiene el Bloque Progresista son muy escasas, y de lograrlo sería con la pérdida de sus principales exponentes y bajo el liderazgo de Leonel Fernández, que está ahora empeñado en resolver los problemas de su propia casa.

¡Y ellos… se juntan! La lógica política impone el cese de los tambores de guerra entre los dos grupos en que está dividido el PRD– uno conservando símbolos y siglas y el otro bajo el nombre de PRM–, por lo menos en niveles en que se eviten enfrentamientos violentos que aumenten los odios, los rencores, las malquerencias… Se dirá que el sector de Hipólito sólo puede crecer a costa del canibalismo partidario degradando cada vez más a Miguel Vargas, pero la estrategia es errada en tanto se supone que la meta es reconquistar el poder, no hacerse de una candidatura forzada sin ninguna posibilidad de éxito. Esa lógica conduce a Hipólito a conciliar con Miguel así sea con la nariz cubierta y los ojos vendados.

Miguel está en similar situación… Más que candidato presidencial, que ya lo fue en 2008, a Vargas lo que le interesa es llegar al poder, y para ello tendría que encontrarse– quiera o no quiera–, con el sector de Hipólito Mejía al final del camino… … Aunque los dos tengan luego que decirse como los españoles: ¡Aquí te pillo, aquí te mato!

El ojo zahorí de Hatuey Con su habitual perspicacia y experiencia política de casi seis décadas, Hatuey De Camps reapareció en público esta semana para hacer una premonición juiciosa: Si los perredeistas de uno y otro bandos siguen en el cuadrilátero le estarían asfaltando el camino a la continuidad del PLD en el poder.

Por primera vez un líder de su categoría proyecta un escenario de segunda vuelta electoral- – a partir del desgaste del PLD en el poder después de tres períodos–, lo que obliga a Hipólito y a Miguel a apisonar ese camino con clara visión de reencuentro unitario después de la primera vuelta el 15 de mayo del dieciséis.

Aunque Hatuey considera irreversible la división del PRD, ha dejado el mensaje a uno y otro grupos de que en tanto sigan los agravios se aleja la posibilidad de juntarse en el balotaje.

Como símbolo del perredeista legendario, Hatuey conoce las interioridades de ese partido porque nació, se crió y se formó en su seno junto a toda su familia hasta que en 2003 Hipólito Mejía le echó el brazo sobre el hombro y lo acompañó hasta la puerta para darle un empujón hacia afuera… Dicen que anímicamente Hatuey jamás ha salido del PRD y que espera el mejor momento para regresar fusionando su pequeño PRSD, pero no se siente animado a dar un paso de tanta trascendencia en medio de una feroz lucha interna que no le deja espacio a la racionalidad política.

Su aparición pública ha dejado en muchos perredeistas la esperanza del reencuentro eventual, y aunque las especulaciones han surgido a borbotones nadie cuestiona la sinceridad de sus palabras y la advertencia de que seguir el ritmo de agravios en que se han embarcado los dos sectores del PRD constituye el suicidio y un pasaporte seguro a seguir en la oposición.

(+) UNA META MUY DIFÍCIL… Nadie como Hatuey sabe lo difícil que le ha resultado al PRD aproximarse al 50 por ciento del sufragio universal, hazaña que sólo logró en las primeras elecciones después de la dictadura, con Bosch de candidato, el 20 de diciembre de 1962, cuando llegó al 58 por ciento. Nunca después le ha sido posible.

En 1978 Antonio Guzmán ganó con el 46.7, y en el 8 2Jorge Blanco se impuso con el 47.4, dos procesos bipolarizados entre el PRD y el Reformista, con Balaguer de candidato.

Luego de establecerse el nuevo sistema constitucional de la doble vuelta en 1994, el PRD nunca ha llegado al 50 por ciento. Cuando más cerca estuvo fue en las elecciones del 2000, pero sólo llegó al 49.85 y tuvo el candidato que llegó en segundo lugar, Danilo Medina, que renunciar al balotaje para que Hipólito fuese declarado ganador.

Ni siquiera Peña Gómez llegó a esa meta en su mejor momento, que fue en 1996 cuando alcanzó sólo el 47 por ciento y perdió el balotaje de Leonel Fernández, que recibió el apoyo de Balaguer en el Frente Patriótico.

A partir de su experiencia, Hatuey percibe muy claro que el PRD sólo tendría una oportunidad de volver al poder: reencontrarse en la segunda vuelta del dieciséis… ¡… Y eso sólo puede ser posible si cesan los agravios de los dos grupos en que está irremediablemente dividido!