La medida de coerción consiste en tres meses de prisión p
SANTO DOMINGO.-El juez de
Atención Permanente de la provincia de Santo Domingo, Danilo Amador
Quevedo, dispuso el envío a la cárcel de La Victoria a once de doce
choferes acusados de secuestrar e intentar quemar un autobús que llevaba
a bordo 50 estudiantes, impedidos de llegar hasta la Feria del Libro y
abandonar el vehículo en Andrés, Boca Chica.
La medida de coerción de tres
meses fue dictada en contra de Eduardo Salvador Fersola Güilamo,
Francisco Tejeda Marte, Josué Castillo Santana, Félix Manuel Merán
García, Luis Pineda Castillo, Daniel Bautista Espinal, Franklin de León,
Rafael Poleón Féliz, Alfredo Sención Rosado, Juan Carlos Javier Aquino y
Luis Rafael Castillo Luis.
En el caso del imputado número
doce, Yoryi Luisa, el magistrado dispuso ventilar la petición de prisión
preventiva en su contra en otra audiencia, debido a que presentó
problemas de salud y tuvo que ausentarse de la audiencia.
Los abogados de la defensa,
Ingrid Hidalgo y Valentín Medrano, solicitaron la inmediata puesta en
libertad, por considerar que no hay evidencias que lo liguen al acto
vandálico.
Mientras que el fiscal Marco
Rosario González sustentó su petición en una serie de argumentos, entre
ellos que el 28 de abril, el Colegio Episcopal San José programó un
paseo educativo con 50 alumnos menores de edad, de diferentes cursos y
edades, con destino a la Feria del Libro.
Para tales fines contrataron los servicios de un autobús con capacidad para 50 pasajeros en la compañía Transporte Villar.
Detalla que los imputados,
pertenecientes a la Asociación de Choferes de Minibuses de Boca Chica
(ASOCHOMBCA) y del Sindicato de Choferes Propietarios de Boca Chica
(SICHOPROBOCH), se reunieron, en tono amenazante, y vociferaron palabras
ofensivas y agresivas a los profesores y los adolescentes que se
encontraban en el autobús, y obligaron a que el vehículo se detuviera,
lo que provocó que los educadores que estaban a bordo se desmontaran
para conversar con los miembros de ambos sindicatos que se negaban a
mover los minibuses que obstaculizaban la marcha.
Sostiene que en tono airado
expresaban que si movían el autobús lo iban a quemar con todos adentros,
“situación ésta escuchada por los niños, niñas y adolescentes que
estaban dentro, poniéndolos en una situación de desesperación,
provocando vómitos y problemas de salud entre todos los que estaban a
bordo”.
Indica que fue llamado el 9-1-1,
y se presentaron miembros de la Policía Nacional y de la Autoridad
Metropolitana de Transporte (AMET), a los fines de convencer a los
miembros de los sindicatos de que retiraran sus unidades, y dejaran
seguir el rumbo del transporte privado ya contratado por el centro
escolar.
“Todas las conversaciones fueron
infructuosas, ya que ambos sindicatos se mostraron intransigentes,
alegando que el transporte había que dárselo a ellos obligado, porque
ellos son los dueños del transporte de ese municipio, y nadie,
absolutamente nadie podía transportar pasajeros ni de manera privada ni
pública”.
Manifiesta que Fersola Güilamo
estaba al frente de la acción, quien en varias ocasiones amenazó con
incendiar el autobús, y decía “esa guagua no va a salir y punto”.