El ángel de Varsovia, Irena Sendler (1910-2008)
Tomado de http://www.mujeresenlahistoria.com
En
1999, un grupo de estudiantes de Kansas que realizaban un estudio sobre
el Holocausto judío se toparon por casualidad con el nombre de una
mujer polaca y un dato junto al mismo: Irena Sendler, que así se
llamaba, había salvado ni más ni menos que a 2500 niños del gueto de
Varsovia durante la ocupación nazi. Salía a la luz, más de medio siglo
después, la imagen de una ancianita a la que muchos de aquellos niños,
ahora convertidos en adultos, reconocieron en los medios de
comunicación.
La historia de Irena Sendler fue la historia de una mujer
valiente y con unos valores puros. Al margen de ideales políticos y
religiosos, Irena se jugó de la vida para salvar a seres inocentes de
una muerte segura.
Irena Sendler nació el 15 de febrero de 1910 en Otwock, Varsovia, en el
seno de una familia católica. Desde bien pequeña, Irena convivió con la
solidaridad y el amor y respeto a los demás. Valores que aprendió de su
padre, Stanisław Krzyżanowski, un médico que falleció cuando ella sólo
tenía siete años al contagiarse del tifus que sufrían sus pacientes y a
quienes muchos de sus colegas no habían querido atender por miedo a
contagiarse.
Irena decidió dedicar su vida a
los demás y se hizo enfermera. En 1939, cuando Alemania invadía
Polonía, Irena, que trabajaba en el Departamento de Bienestar Social de
Varsovia, trabajaba duro en los comedores comunitarios de la ciudad.
Además de ayudar a otras enfermeras no judías a introducirse en el gueto, Irena pronto vio se dio cuenta de que aquel espacio controlado y vigilado sólo podía ofrecer un futuro oscuro para sus habitantes. Así que decidió buscar la manera de sacar del gueto al menos a los más pequeños. Era una decisión terrible para las madres que debían desprenderse de sus hijos pero en muchas ocasiones era la única manera de salvar sus vidas. Muchos de sus padres terminarían falleciendo en los campos de concentración a los que los judíos del gueto de Varsovia fueron trasladados.
La manera más sencilla de sacar a los niños del gueto era mediante las ambulancias que trasladaban a los más graves a los hospitales de fuera del espacio controlado. Pero pronto tuvo que buscar otros métodos para hacerlo. Desde colocarlos dentro de bolsas de basura hasta en ataúdes, cualquier idea era bienvenida.
De los 2500 niños a los que pudo salvar de una muerte segura, Elzbieta
Ficowska fue uno de los casos más conocidos. En aquel terrible 1942, era
solamente un bebé de escasos meses cuando se le fue administrado un
narcótico y la colocaron en una caja con agujeros que pusieron escondido
en un cargamento de ladrillos. Sus padres murieron en el gueto y la
pequeña Elzbieta fue criada por Stanislawa Bussoldowa, una conocida de
Irena.
Una cuchara de plata con la fecha de su nacimiento y su apodo, Elzunia, grabados fue el pequeño objeto que mantuvo a Elzbieta unida a sus raíces. Y es que Irena siempre quiso que los niños a los que salvó no perdieran nunca sus orígenes y su verdadera identidad. Para eso llevó un exhaustivo registro que enterró en el jardín de una vecina por si ella fallecía.
El 20 de octubre de 1943 las cosas se complicaron para Jolanta, nombre en clave de Irena, quien fue detenida por la Gestapo. En la prisión de Pawiak fue sometida a terribles torturas con las que los nazis no consiguieron sonsacarle el paradero de los niños a los que había estado ayudando a escapar del gueto.
Condenada a muerte, Irena pudo escapar de la prisión gracias a un soldado quien la ayudó a escapar y su nombre fue apuntado en la lista de ejecutados. Hasta el fin de la guerra, continuó con su labor bajo un nombre falso.
Una vez terminada la guerra, Irena desenterró las listas con los nombres de los niños y la entregó al Comité de salvamento de los judíos supervivientes.
Irena Sendler se casó y tuvo tres hijos y aun tuvo problemas con el régimen socialista que se instauró en Polonia.
Tras décadas de vida anónima, cuando su fotografía fue publicada en los periódicos fueron muchos los hombres y mujeres que reconocieron en aquella mujer a la enfermera que salvó sus vidas durante la ocupación nazi de Polonia.
La Orden del Águila Blanca de Polonia, título de Justa entre las Naciones de organización Yad Vashem de Jerusalén o su candidatura al Premio Nobel de la Paz fueron algunos de los reconocimientos a una mujer quien nunca pensó que su labor humanitaria descubierta muchos años después levantara tanto revuelo. Para ella fue lo que tenía que hacer.
Irena Sendler falleció en Varsovia, el 12 de mayo de 2008. Tenía 98 años.
Tres
años después, la situación se volvió aún más complicada con la creación
del gueto de Varsovia. A pesar de que Irena se había educado en la fe
católica, igual que su padre, tuvo siempre simpatía por los judíos a los
que no dudó en ayudar, a pesar del peligro que aquello podía conllevar
para su propia vida.
Irena se unió entonces
al Consejo para la Ayuda de Judíos, conocido como Zegota, como miembro
del cuerpo sanitario para encargarse de paliar los casos de enfermedades
contagiosas. Ante la amenaza de una epidemia de tifus, los nazis fueron
permisivos con las personas que entraban en el gueto para intentar
frenar la enfermedad. Además de ayudar a otras enfermeras no judías a introducirse en el gueto, Irena pronto vio se dio cuenta de que aquel espacio controlado y vigilado sólo podía ofrecer un futuro oscuro para sus habitantes. Así que decidió buscar la manera de sacar del gueto al menos a los más pequeños. Era una decisión terrible para las madres que debían desprenderse de sus hijos pero en muchas ocasiones era la única manera de salvar sus vidas. Muchos de sus padres terminarían falleciendo en los campos de concentración a los que los judíos del gueto de Varsovia fueron trasladados.
La manera más sencilla de sacar a los niños del gueto era mediante las ambulancias que trasladaban a los más graves a los hospitales de fuera del espacio controlado. Pero pronto tuvo que buscar otros métodos para hacerlo. Desde colocarlos dentro de bolsas de basura hasta en ataúdes, cualquier idea era bienvenida.
Una cuchara de plata con la fecha de su nacimiento y su apodo, Elzunia, grabados fue el pequeño objeto que mantuvo a Elzbieta unida a sus raíces. Y es que Irena siempre quiso que los niños a los que salvó no perdieran nunca sus orígenes y su verdadera identidad. Para eso llevó un exhaustivo registro que enterró en el jardín de una vecina por si ella fallecía.
El 20 de octubre de 1943 las cosas se complicaron para Jolanta, nombre en clave de Irena, quien fue detenida por la Gestapo. En la prisión de Pawiak fue sometida a terribles torturas con las que los nazis no consiguieron sonsacarle el paradero de los niños a los que había estado ayudando a escapar del gueto.
Condenada a muerte, Irena pudo escapar de la prisión gracias a un soldado quien la ayudó a escapar y su nombre fue apuntado en la lista de ejecutados. Hasta el fin de la guerra, continuó con su labor bajo un nombre falso.
Una vez terminada la guerra, Irena desenterró las listas con los nombres de los niños y la entregó al Comité de salvamento de los judíos supervivientes.
Irena Sendler se casó y tuvo tres hijos y aun tuvo problemas con el régimen socialista que se instauró en Polonia.
Tras décadas de vida anónima, cuando su fotografía fue publicada en los periódicos fueron muchos los hombres y mujeres que reconocieron en aquella mujer a la enfermera que salvó sus vidas durante la ocupación nazi de Polonia.
La Orden del Águila Blanca de Polonia, título de Justa entre las Naciones de organización Yad Vashem de Jerusalén o su candidatura al Premio Nobel de la Paz fueron algunos de los reconocimientos a una mujer quien nunca pensó que su labor humanitaria descubierta muchos años después levantara tanto revuelo. Para ella fue lo que tenía que hacer.
Irena Sendler falleció en Varsovia, el 12 de mayo de 2008. Tenía 98 años.