La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) ha expresado en su informe anual lo que en República Dominicana todos sabíamos, pero que muchas veces se dudaba, dado que las cifras eran dadas a conocer por entidades sociales del área económica de nuestro país.
La Cepal apuntala en su informe que
el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo en el 2020 -5,5%, como consecuencia
de la pandemia del coronavirus, después de varios años creciendo de forma
sostenida entre un 5 y 7 por ciento.
Pero el bombazo de la Cepal ha
venido con la información confirmada de que el nivel de endeudamiento de la
República Dominicana sobrepasa ya el 70 % del PIB, como consecuencia de los
últimos créditos para enfrentar los efectos negativos del coronavirus.
Esa última noticia, así de simple,
genera de inmediato incertidumbre ante los entes económicos, frena la inversión
extranjera e inquieta a los empresarios de nuestro país, que temen que a
mediano plazo se pudiera estar cayendo en una situación de default.
Es muy simple: si en un futuro muy
corto, pudieran suceder choques externos que afectaran el turismo, las remesas
y produzcan inestabilidad cambiaria, pudiéramos estar ante situaciones
altamente peligrosas, que imposibilitarían la capacidad de pago del servicio de
la deuda.
Si las presentes autoridades no
manejan con alto sentido gerencial la economía, alejándose del populismo
actual, poniendo énfasis en corregir desviaciones, incentivando la producción y
mejorando la calidad del gasto, pudiéramos muy pronto estar lamentando perder
lo que fue la “era de oro de nuestra economía”.